Pensamiento sistémico

Algunas ideas para defender la autoría de está elaboración intelectual.

Esta forma de pensar la realidad se inspira y deriva de la teoría del pensamiento complejo del pensador francés Edgar Morin. Para el pensamiento complejo la realidad es concebida como un sistema cibernético. Para abordarlo propone tres principios: el pensamiento dialógico, el pensamiento hologramático y el pensamiento sistémico.

Para mi la realidad debe abordarse apuntalando la otra acepción de sistémico: un sistema vivo en continuo movimiento. No se pretenden conclusiones hieráticas sino que se obtienen instantáneas que dibujan momentos de un suceso. La lectura requiere de la abstracción para integrar estos momentos.

Para pensar sistémicamente la realidad propongo dos métodos: el bilógico y el hologramático (como Morin, a diferencia de que no es un principio). Del primero rescato la tensión inherente a los sistemas vivos y del segundo, en mi opinión, la omnipresencia de Dios, que igual está en la parte y lo define o en el todo y lo representa. Estos dos pilares custodian el camino que el pensamiento realiza en la senda fenomenológica, metodología que da sentido y dirección al conjunto, para llegar a concusiones.

Una palabra sobre la bilógica. Cuando leí por primera vez la Introducción al Pensamiento Complejo de Morin interpreté el principio dialógico no como contextualizado en el ejercicio del diálogo sino como un concepto que señalaba la coexistencia de dos lógicas adversas en un sistema. Algo andaba mal. En estos días revisé este aspecto no en busca de la equivocación sino de una pequeña rectificación que no invalidase mis supuestos. Y sí los invalida. La acción dialógica da por sentado que entre los seres vivos existe un puente que los une. Para que funcione el pensamiento sistémico es necesario hacer notar el caos, una instancia que no se vincula con nada sino que sigue sus propias demandas y que se contrapone a la vida. Son estos los dos polos inherentes a lo humano. En cuanto al pensamiento hologramático, aunque explica y se aplica a la vida, actúa por contraste, como un señalador de la muerte, la confusión, la destrucción que anuncia el caos.

Finalmente, la presencia de Dios es fundamental en esta teoría pues su labor Creadora constituye el punto de partida último y primero de estos conceptos y su presencia quedará patente a lo largo de su desarrollo.

Estos son pues mis primeros pasos en la formulación de una teoría del pensamiento sistémico.

Caracas, 12-9-18