Venezuela

La situación de Venezuela es sumamente compleja. La política y la economía son maneras de definir la crisis. Prefiero pensar que se trata de un proceso de sensibilización social de las estructuras que sostienen la democracia y también de sus instituciones de gobierno. El movimiento social que hoy se desarrolla no es un mérito del gobierno chavista pues su revolución alentó el odio y la segregación y lo que hoy sucede es un alzamiento pacifista que denuncia la inclemencia de un mal gobierno. Hay una mirada interior que se fortalece, y está también la fe que arraiga y se alimenta del Verbo de un Dios justo que nos da a conocer, por igual, su misericordia y su ira. Se trata, en resumidas cuentas, de brindarle un camino, una esperanza, a los desfavorecidos y dejarle en claro al resto de la población que la democracia la sostienen las mayorías y a ellas debe rendirle cuenta. Los tiempos de las élites llegaron a su fin. Élite hoy en día debe significar un grupo con cualidades sobresalientes que trabaja en beneficio del país. Esperemos en Dios que los linderos de influencia polìtica de la élite económica sean reducidos al mínimo, al simple consejo que da el sabio venerado de la tribu.