12 de febrero de 2018

Hoy es un día importante y merece ser destacado. Pinté la última frontera, creé electricidad de la nada, sólo con unas líneas pensadas para interactuar con el receptor de la obra. Me inspiré en María Elena. Sorprende cómo se lleva a sí misma a los límites, los sobrepasa y se entretiene yendo y viniendo. Me hizo pensar en la sustancia del fin y la naturaleza de la eternidad. Aterroriza pensar que alguien pueda pasarse la vida exponiéndose a una vasta gama de dolores por embarcarse en una rebelión fútil, errada y vacua. Se aferra al fin porque desmerece la eternidad, el reino, la esperanza. La muerte del hombre que convoca la narra el Apocalipsis. De sobrevenir habría personas que morirían sin esperanza, ajenos a un Dios vívido. Tal vez eso represente María Elena, la crónica de la muerte de la esperanza. Sus respuestas fisiológicas y sus reacciones emocionales darían pista de la factibilidad del deceso fuera de los predios de Dios. La última decisión que le es dado hacer el hombre en ejercicio del libre arbitrio.

Todavía no he publicado el dibujo. Cuando lo haga lo haré notar en este inciso.